Then send out for some pillars
and Cecil B. DeMille
He could die happily ever after.
Tombstone Blues - Bob Dylan 1965
Tras la jornada laboral, sin pausa alguna, salgo pitando para la Pobla Llarga, dispuesto a recoger el fruto de una larga espera y ansioso, para qué negarlo. Por el camino, en "la fregoneta de los malacotones" vamos escuchando, mi padre va conmigo, un CD con algunas bandas sonoras. Ahí está Elmer Bernstein con, entre otras, Los Diez Mandamientos, dirigida por Cecil B. DeMille en 1956; era su segunda versión, ya que filmó una primera versión, muda, claro, en 1923. Esto me recuerda un viejo chiste que aún tenía cierto sentido cuando yo era niño: una mujer se queja a su marido, le dice que nunca la lleva al cine. El hombre le contesta que ya fueron una vez, la esposa le replica: "Sí, sí pero es que ahora es sonoro". Recuerdo perfectamente ver la película en el cine Price, en la calle Cuenca, creo que acabó convertido en un aparcamiento. Vuelvo a casa con mi Rickenbacker 360/12, escuchando a Bernard Herrmann o Miklós Rózsa y bastante cansancio acumulado. Mientras busco un sitio, la música sigue sonando y parece que, pese a mis dudas al respecto, algo me ha salido bien.