jueves, 23 de noviembre de 2017

The Roller Coasters


El jueves 26 de octubre recibí una llamada de Charly Batero, durante un cuarto de hora me estuvo contando penas, desencuentros, errores de apreciación, desenfoques y absurdos problemas... hasta que lo paré. Todo eso está muy bien Carlos, pero ¿qué se puede hacer ahora? La sala estaba contratada, habían fallado dos cantantes, un guitarra, el bajista sólo toca con partitura, no quería quedar mal, no había tiempo material, no había solución excepto montar algo en 24 horas y salvar el tipo. Ok, manos a la obra, empecé a pensar, Charly tocaría la batería, hablaría con Juan Carlos y que se trajese su excelente bajo Gibson EB2, el tío Paco se apuntaría encantado a cantar medio repertorio, yo podía cantar la otra mitad y tocar la guitarra. ¡Gracias tío Santi¡ Vamos al asunto, llamadas, todo el mundo dice sí, pienso en el repertorio, hay que sopesar las posibilidades, ensayar es imposible, hacen falta estrategias y tácticas varias. Lo primero es elegir canciones que yo tenga muy controladas, para servir de guía a los demás y que estos conozcan o ya hayan tocado. Se me ocurre un nombre para este grupo tan efímero The Roller Coasters, las montañas rusas, ideal para el caos en que se desarrolla el asunto. El viernes 27 por la mañana ensayé con Paco, ya que no daba tiempo a ensayar los cuatro se nos ocurrió hacer un teatrillo, empezamos a escribir mentalmente los diálogos. Repartimos los temas, algunas armonías vocales, me miro los solos pensando en que sólo yo tocaré la guitarra. Empieza a estar claro. Por la tarde vino Charly a casa, por cierto, acababa de chafar un excremento y antes de entrar en casa me gastó medio paquete de toallitas para dejarse la zapatilla en condiciones, cosas que pasan. Con él tocando en el brazo del sillón y yo mi vieja acústica repasamos los temas. Aquí esto, allá aquello, esta la acabamos de esta forma, el tiempo es éste... El sábado me fui a Denia a tocar con Rocky Raccoons en la Cornamusa, disfrutando mucho de mi Rickenbacker sólo con seis cuerdas, suena increíble. Buena actuación, buen ambiente, excelente hamburguesa de pollo de corral, el sol otoñal en el puerto deportivo de Denia. Voy con el coche de mi hermana, un placer llevar esa especie de vehículo lunar que aunque feo va como la seda, muy agradecido estaré siempre con ella por ese y otros 5.000 gestos de cariño. El camino es tan familiar que me trae recuerdos, demasiados recuerdos. Ya en Valencia Charly pasa a recogerme, 35 minutos antes de la hora que hemos quedado, apenas he llegado de la Marina alta, no me da tiempo ni a ducharme. Me cambio un poco de ropa y vamos para allá, otra vez cargado con el equipo de guitarrista... cuando llego allí resulta que no he cogido las letras. Vuelvo en taxi con Serch, esfuerzo inútil ya que con la poca luz que había y mi vista cansada lo cantamos todo de memoria, las letras y el atril era atrezzo innecesario. En la Edad de Oro se imaginaban que ante los problemas habidos Charly se presentaría con sus viejos camaradas de Los Cuervos.  Con Juan Carlos, bajo y guitarra sin enchufar, repasando los temas sin haberlos tocado nunca, la mayoría, juntos. Probamos dos medias canciones, Serch nos ayuda con la mesa y los cables y a cenar. En la mesa del bar, cada uno con su instrumento repasando, como saldrá todo es una incógnita. Seguidme, les digo, si os perdéis miradme a mí. Hay que darlo todo para que no se note la falta de ensayo y así lo hicimos. Después de un grupo que compartía cartel de psicodelia oscura, temas lentos y atormentados, salimos The Roller Coasters. Lo primero que hago es solicitar el cariño del público porque es algo improvisado y necesitamos que nos arropen y allá vamos... Cada tema suena por primera vez en esta formación, me sorprende como va sonando cada uno, estoy pendiente de todo, del bajista, del batería, de moverme, de hacer el teatrillo con RexMex...
Los temas van saliendo razonablemente bien, el tío Paco lo da todo, está inmenso, Carlos feliz tocando delante de su público, Juan Carlos parece disfrutar, yo sudo como si fuera agosto, el público está disfrutando y nos lo transmite. Contra toda previsión no sólo hemos salvado la situación si no que ha sido una gran noche, otra muesca más el revólver. Al acabar le comento a Juanjo que para como se ha montado no ha estado nada mal, él me contesta; "es que tenéis muchas tablas". 
Recogimos y aún nos apetecía una última cerveza y Paco y yo acabamos en el 16 Toneladas.







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Mis amigos me llaman Cuchillo o el tío Santi. Escribo canciones y toco la guitarra, también canto. Desde que era joven hasta ahora que no lo soy he tocado en grupos como Los Cuervos, Los Relevos, Morcillo y los Rangers, Los Brujos, Bandoneón, The Dancing Cansinos, Rocky Raccoons, Fort Mapache, Jukebox, Los Portuarios, The Mapaches o The Roller Coasters. Soy el guitarrista que no sabía cantar, el motorista al que no le gustaba correr, el lector de la Biblia ateo, puede que el tonto más listo del mundo, el padre de Dido o el hijo de la Yeyes. Como suele aparecer en algunos sobres de azúcar, hay que buscar los buenos ratos porque los malos se presentan ellos solos. Me gusta mucho leer desde niño, cocinar, tocar la guitarra y escribir canciones, navegar sin rumbo por la procelosa red de Internet, la historia y la música, el cine clásico y me gusta mucho reír, también escribir en mi blog, salir con mis viejos amigos o dar vueltas con mi Triumph. Como dijo Lennon: "la vida son las cosas que te pasan mientras tú estás ocupado haciendo otros planes" Así que intento no hacer planes nunca, sólo quiero estar a gusto sin molestar a nadie. Si lo consigo o no, tendrán que decirlo los demás.
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