Como dice el Ratón, parece que últimamente me cuesta más escribir. No es que no tenga nada que decir, que a alguien pueda interesarle, ese ya es otra tema, sólo que cuanto más alucinantes son las cosas, menos puedes contar. Hace años, cuando un servidor escuchaba la radio, solían decir que lo mejor de las entrevistas era lo que se decía fuera de micrófono, pues, algo así pasa. Tampoco se trata de extraordinarios acontecimientos y muchas veces no son más que pequeñas miserias. También es que, aunque pueda hacerlo sin querer, no me gusta repetirme y no puedo hacer decenas de post sobre días largos, semanas complicadas, tardes prescindibles, tristezas envueltas en papel de periódico, calores asfixiantes, canciones que se resisten, proyectos sin futuro, entradas sin salida o miradas perdidas en la multitud. Como sólo viajo con los libros, miro una estantería dispuesto a leer algo que me ayude a conciliar el sueño y elijo Cartago de Serge Lancel. Por cierto, que falleció hace algún tiempo y era un gran arqueólogo e historiador especializado en la civilización púnica. Ok Cuchillo, de vuelta en Cartago, sepultada en su noche eterna, como dijo no recuerdo quien. Hablando sobre las relaciones de Aníbal con su ciudad, alguien escribió, intentaré recordar quien, "historia más valenciana nunca vi". Otra de mis manías: ponerle nombres a las cosas, por eso luce en la matrícula ése mi "fregoneta de los malacotones" y como alguna vez hablo de ella, pues aquí está. Saludos Ratón.
FOTOGRAFÍA REALIZADA POR DIDICO.
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