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lunes, 26 de septiembre de 2011

Es Inopinable Su Inmenso Amor Al Arte

He recibido la molesta visita de uno de esos mal llamados "troyanos" y nos ha vuelto locos, a mi ordenador y a mí. De cómo creo haberme librado de él y las gotas de sudor que me ha costado arrancarlo del pc, mejor ni hablo pero parece que el problema ya está casi resuelto. El muy HP me dejó sin navegadores casi y aún estoy recuperando cosas, entre otras, el Google Chrome, mi favorito. Aunque debo agradecer al Mozilla Firebox que resistiese todos los ataques furibundos del maldito bicho troyano.

El sábado por la noche, después de comprobar lo mal que funcionaba esto, di una vuelta y me acerqué por La Edad De Oro. Como allí se suele tocar pronto, sólo presencié el último tema, una vitamínica versión de Wipe Out de The Surfaris a cargo del grupo Vinilos SA, si no recuerdo mal. Estuve charlando con Óscar de El Respetable y su nuevo batería, cuyo nombre no consigo recordar pero su cara sí, caso único, ya que me suele pasar justo al revés. Dos músicos hablando de la situación de la música, ya sea enlatada o en directo, en nuestro querida ciudad es de lo más deprimente que se me ocurre y, sin embargo, ahí siguen las bandas, grupos, conjuntos que se decía antes, o como los quieras llamar intentándolo una vez más como el abuelo de la canción de Los Auténticos. También saludé al batería, el mismo que Dr. Divago y Cuatro, eso se llama pluriempleo, el gran Asensio Ros Wally. El sábado al mediodía me llamó Paco Seguí para proponerme que presentemos "El Guitarrista Que No Sabía Cantar" en directo. No lo sé, le dije, es mucho trabajo para conseguir nada y el caso es que sí me gustaría pero... McCartney decía que prefería tener un grupo que tener un Rolls y le doy la razón pero ambos, el grupo y el Rolls Royce, necesitan combustible. La gasolina de un grupo cualquiera es tener vida después del ensayo, actuaciones y esas cosas, y la cosa está peor que nunca. Me permito recordar una vez más que envío totalmente gratis y sin recibir nada a cambio mi EP digital, para que luego digan que nadie regala nada.
SEGUIremos informando.

A modo de postdata o quizás post scriptum: hay que ver lo que se parece Óscar a mi amigo el Ratón...

sábado, 14 de marzo de 2009

Lessons of life, can't be learned in a day





Iba a escribir algo, acerca de celos, decepciones, de las lecciones que te da la vida y siete tonterías más pero, la verdad, no me apetece. Así que, como tantas otras veces, he puesto fotos de personas y cosas que me gustan y espero que os gusten. Podría llenar el blog de actitudes o mil cosas que no me gustan pero, cada vez más, veo que es mejor hablar de lo bueno que de lo malo.

domingo, 20 de julio de 2008

1980



Lo primero que hice, con el primer sueldo, fue comprarme el Blonde on Blonde de Bob Dylan en cinta doble, además estaba cada vez más decidido, quería una guitarra. También pude convencer a mis padres de que comprasen un tocadiscos, exactamente giradiscos, amplificador y bafles. Me había ido comprando muchos singles y Lp,s de vinilo esperando ese momento. El primero fue el primer disco de The Byrds, donde estaba Mr. Tambourine Man, bastante antes de tener para poder escucharlo en casa. Vino un tipo y lo instaló, me pidió un disco para probarlo y yo lo tenía preparado desde hacía meses, la Rickenbacker de 12 cuerdas de McCguin sonó impresionante en mi habitación y me sentí bien. Por supuesto el técnico, o lo que fuera, comentó que era un disco muy viejo y que Supertramp sonaría mucho mejor, no quise escucharlo, nada me iba a amargar el momento. Esperaba la guitarra con impaciencia pero fue mi madre quien fue y la compró. Llegué de trabajar y estaba encima de mi cama, envuelto el cuerpo en un papel, se podía ver el mástil y la pala. Yo había pensando comprarme una tipo Martin D-28 y aquella era una imitación de Gibson J-200, todo esto lo ignoraba en aquel momento, y no me gustó. Quería una como la de Dylan, más tarde me compré el Nashville skyline y pude ver a Bob sonriendo con una J-200 en la mano. Bueno, pues me fui a la tienda dispuesto a cambiarla, pero no lo hice, me gustaba más la que ya tenía que las que quedaban. Con los años le cambie las clavijas y, cuatro lustros más tarde, los trastes. Para mí era como un sueño tener una guitarra, me parecía que me convertía en alguien especial y estaba convencido que aprendería a tocar yo solo y además bien. No tenía ni la más remota idea, sólo me falto soplar a ver si sonaba, pero me pasaba horas con ella colgada, intentaba poner algunos acordes que tenía en un fancine de los Beatles, recuerdo que era Revolution en Do (está en La). Todo esto con la guitarra completamente desafinada. Un vecino, el nieto de la señora María, intentó afinarla y me rompió una cuerda, me hace gracia lo convencido que estaba en que poco a poco aprendería a tocar bien. Pensaba, con más razón que un santo, que necesitaba una cierta orientación y tomé cuatro o cinco clases, miré un anuncio en el Trajín, iba en el 3 hasta Nazaret para lo cual me compré una funda marrón de plástico horrible , son las únicas clases que he recibido en mi vida. Entre pagar el autobús de ida y vuelta y la clase me gastaba casi toda mi asignación semanal, por eso sólo fui cuatro o cinco veces. Aquello cambió para bien, ya afinada, y con algunas nociones me zambullí de lleno en la música. Era un poco burro, la verdad, tenía menos oído que una tapia pero tenía un tesón digno, quizás, de mejor causa. Las primeras canciones que aprendí a tocar fueron "all shook up" y "twist and shout". Me habían hecho un contrato de seis meses y en septiembre volví al paro, a la sazón se cobraba bastante bien porque de seis meses trabajados cobré durante otros seis meses. No paraba de tocar. Recuerdo que en una librería tenían un libro sobre guitarras donde aparecían escalas e inversiones de acordes, entraba memorizaba unas cuantas cosas, salía a la calle y las apuntaba en un papel, volvía a entrar y a memorizar. No tenía un duro y me buscaba la vida. Me compré algunos libros con canciones de Dylan y Beatles, siempre con los temas en tonos distintos de los discos y además faltaban partes pero era una orientación. Practicaba sin cesar, miraba la tele tocando la guitarra (enmudecía las cuerdas con un pañuelo para no molestar) y así todo. También intentaba hacer canciones propias y aquí es donde entraba el Ratón Cabrón con su "lo importante es que lo desarrolles bien". Cuando estaba contento tenía muchas ganas de tocar y cuando estaba triste me consolaba con la guitarra. He desarrollado, creo yo, el oído con el tiempo porque la verdad es que lo tenía bastante torpe.
Una mañana de diciembre de 1980 me fui a Oldies, estaba detrás de hacienda, a echar un vistazo a los singles que me encantaba comprar. Cuando volví mi madre estaba sentada cosiendo y me dijo que habían matado a John Lennon, lo había dicho la radio, le contesté con un: “no digas tonterías, ¿quién va a matar a Lennon?” pero se reafirmó. Le dije que sólo podía haber sido un loco, luego me enteré que realmente fue así. Me dio bastante pena, acaba de sacar un disco y para mí era como una pequeña victoria, resulta que yo iba buscando cosas por algunas tiendas y un dependiente me dijo que estaba acabado, como era prudente, me callé pero ese LP tenía buenas canciones. Un locutor, al que años posteriormente conocí personalmente y que ascendió mucho, que se llamaba Luis Merino, lo puso y escuchar la voz de Lennon después de muchos años sin grabar me emocionó. Tras el asesinato, todas las radios no paraban de poner... ¡temas de McCartney¡ como “Yesterday” o “Hey Jude”, en la prensa escrita todos se dedicaron a escribir que él era el genio de Los Beatles, si hubiese sido Paul el muerto, habrían dicho justo lo contrario. En resumen, me di cuenta de que no tenían la más remota idea de lo que escribían y que aprovechaban lo que fuese para vender periódicos o que su emisora se escuchase más y que la gente saber, saber, sabe poco. Cuando no controlas el tema te pueden engañar pero cuando realmente conoces algo te das cuenta de que hablan sin saber.

viernes, 13 de junio de 2008

40 años



Cuando cumplí 40, en el año 2003, repasé un poco mi vida. Como un formidable gigante armado hasta los dientes, el pasado se alzó contra mí y lo único que yo tenía para luchar eran palabras. Me hubiera gustado poder entender algunos episodios de mi vida pero no hubo forma. Miré hacia atrás con ira y estuve a punto de convertirme en una estatua de sal. Fue como ver desfilar delante de mí a todas las personas que he conocido. Luche por sobreponerme a todo esto con todas mis fuerzas pero me invadió una tristeza enorme, una terrible sensación de derrota, de vivir prisionero dentro de mí mismo, de mi propia vida. Incluso hice una canción para sobreponerme a todo aquello que se llama: “No te conviertas en sal”. De modo que si alguien me preguntan por la crisis de los 40 tengo que decir que por mi parte sí, y bastante gorda por cierto.

Conocer el pasado es una forma de liberarse de él porque la verdad permite asentir o repudiar con total lucidez”. Raymond Aron

En mi vida, no sé si he acertado de pleno, haciendo siempre lo que me apetecía, o he conseguido el mayor de los fracasos, la verdad es que no lo sé. Una cosa es segura, algún día moriré y si alguien celebra algo parecido a un funeral me gustaría que pusiera algunas canciones, por ejemplo, In My Life de The Beatles, el tema de amor de Vértigo de Bernard Herrmann y para acabar La Marsellesa, después cremación, nada de religión y que la gente, espero que poca, sólo los que me quieran de verdad –alguno habrá- bebiesen algo en recuerdo mío. “Drink to me, drink to my heatlh, you know....”, sí, como en la canción de McCartney sobre Picasso. Esto no es más que un deseo, quizás me entierren en un ataúd con un enorme crucifijo, no me extrañaría. Este es un tema que no suele gustar a la gente y lo dejaré, consuela pensar que no estaré allí para enterarme, bueno, estaré pero no me enteraré, mejor dicho.



"A todos, en alguna parte del mundo, nos aguarda la derrota. Algunos son destruidos por la derrota, y otros se hacen pequeños y mezquinos a través de la victoria. La grandeza vive en quien triunfa a la vez sobre la derrota y sobre la victoria.”

John Steinbeck “Los Hechos Del Rey Arturo Y Sus Nobles Caballeros”.

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Mis amigos me llaman Cuchillo o el tío Santi. Escribo canciones y toco la guitarra, también canto. Desde que era joven hasta ahora que no lo soy he tocado en grupos como Los Cuervos, Los Relevos, Morcillo y los Rangers, Los Brujos, Bandoneón, The Dancing Cansinos, Rocky Raccoons, Fort Mapache, Jukebox, Los Portuarios, The Mapaches o The Roller Coasters. Soy el guitarrista que no sabía cantar, el motorista al que no le gustaba correr, el lector de la Biblia ateo, puede que el tonto más listo del mundo, el padre de Dido o el hijo de la Yeyes. Como suele aparecer en algunos sobres de azúcar, hay que buscar los buenos ratos porque los malos se presentan ellos solos. Me gusta mucho leer desde niño, cocinar, tocar la guitarra y escribir canciones, navegar sin rumbo por la procelosa red de Internet, la historia y la música, el cine clásico y me gusta mucho reír, también escribir en mi blog, salir con mis viejos amigos o dar vueltas con mi Triumph. Como dijo Lennon: "la vida son las cosas que te pasan mientras tú estás ocupado haciendo otros planes" Así que intento no hacer planes nunca, sólo quiero estar a gusto sin molestar a nadie. Si lo consigo o no, tendrán que decirlo los demás.
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