
Quería comentar algo sobre The Dancing Cansinos. Los años van pasando, deslizándose suavemente como un río perezoso, y seguimos tocando juntos como amiguetes que disfrutan viéndose una vez a la semana para hacer algo que les gusta. Nada nos ata, nos une el amor por la música. La gente viene y se va, les deseo suerte a todos, y se quedan los que realmente desean estar. Con nuestras rarezas, nuestros grandes defectos y pequeñas virtudes. No es que actuemos mucho pero nos lo solemos pasar bastante bien. Yo disfruto como el primero, escuchándo a Serch hacer un tremendo Runaway, con el hipnótico retumbar de los tambores de Paco o el entusiasmo de Bruno, mientras ensayamos rodeados de escarabajos Wolksvagen.
Si la felicidad consiste en apreciar los pequeños placeres de la vida, una vez a la semana suelo ser feliz en Albal y eso es algo que os agradezco con todo el corazón muchachos. Un abrazo de Cuchillo.
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