
A veces estoy triste y doy vueltas en la moto por Valencia, sin saber donde ir y sin lugar donde parar. Otras veces toco la guitarra solo en casa, tengo un puñado de canciones que me gusta tocar cuando estoy así. Suele ser antiguallas y algo de blues. Pero cuando ya no puedo más, tengo que usar un arma secreta: ver una película de los hermanos Marx. Hace ya muchos años que perdí la cuenta de las veces que las he visto pero me sigo riendo casi como la primera vez. Estrellas del vodevil primero, de Broadway después y de Hollywood más tarde, fueron redescubiertos en los sesenta por el público joven. Sin embargo, los jóvenes de hoy en día no creo que los conozcan, el blanco y negro parece una barrera insuperable y no lo consigo comprender. Otra cosa que hay que añadir al billón de cosas que no entiendo. Hay cientos de anécdotas sobre estos grandes hermanos, me sé unas cuantas pero sólo contaré una, aunque sea difícil escogerla. Cuando Groucho tenía un programa de televisión en EEUU, durante 14 años además, lo grababan antes de emitirlo para que pudiera improvisar sin miedo y si se pasaba poder cortarlo antes de emitirlo. Eran los años cincuenta pero creo que en esa doble moral, bastante mojigata, los norteamericanos no han avanzado mucho. El caso es que en aquel concurso llamado "Apueste su vida" una mujer le dijo que había tenido 12 hijos. "Eso es puro vicio" le soltó Groucho, a lo que la concursante respondió que igual que esos apestosos puros que él fumaba. La contestación suya fue: "Sí, pero al menos yo no me trago siempre el humo".

1 comentario:
Hola y adiós, he venido para decir que me voy, me gustaría quedarme pero tengo que marcharme...
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