Nací en mi propia casa, en un época en que ya todo el mundo iba al hospital a esas cosas. Era una finca horrible, que hacía parecer a un cuartel de la guardia civil una obra maestra de arquitectura, ocho puertas en cuatro pisos más el terrado y al lado la casa de la portera que acabó en trastero. No había balcones ni galerías para las cocinas, ni terrazas. Según cuenta mi madre nací prematuro, sin médico, sin comadrona y de pie, me anticipé un mes y por eso nací en casa. Cuando el médico, Don Miguel se llamaba, llegó dijo que era casi un milagro y que quizás fue mejor que naciese sin ayuda médica porque sino por salvar a la madre, todo se podía haber complicado mucho, peligrando la vida de los dos. Por lo visto comentó el caso con otros médicos como algo realmente especial. Afortunadamente mi madre y yo salimos bien del trance, no sin sufrir bastante, por lo visto. Estaba muy callado y casi parecía muerto así que recibí el golpe en las nalgas de rigor, ¡nada más nacer sufrir y llorar¡. El tubo fluorescente de la cocina tenía un problema con el cebador y cada vez que apagaban la luz alguien debía subir a una escalera para toquetearlo y que volviese a funcionar, el matasanos, es un decir, apagaba la luz como sin darse cuenta, para que mi tía subiese y poder ver algo de pierna, parece una combinación entre Dickens y el Fellini. Me pusieron Santiago José que eran los nombres de mis dos abuelos, a ninguno de los cuales llegué a conocer.
Veo una constante en mi vida en esto, todo me cuesta más que a los demás, tengo buena y mala suerte, la mala de nacer en esas circunstancias y la buena de salir bien parado del lance. Como digo esto me ha pasado muchas veces, he añorado que todo saliera bien al primer intento aunque al final no debería quejarme.
Tengo el recuerdo de ser un niño muy querido y que quería mucho a sus padres, me sentía muy protegido por ellos pero también es verdad que ellos nunca han exteriorizado mucho sus sentimientos, en este aspecto era como si fueran japoneses. Mi padre era camarero y hacía muchísimas horas, recuerdo un sofá morado con unos tapetes bordados de adorno, mi madre se tumbaba y mi hermana mayor y yo estábamos por ahí, sobre el cabezal, entre las piernas flexionadas viendo la Tv., él volvía tarde. Tengo recuerdos así, de pequeñas escenas, (esto es una constante en mi vida) pero no que pasará algo concreto sino de sensaciones. Al principio éramos mi hermana Conchi y yo, siempre juntos y haciendo alguna que otra trastada.
La familia de mi padre apenas existía, vivían en otras ciudades (Londres, Sydney y Madrid) pero la de mi madre era omnipresente. Queríamos mucho a nuestros tíos y tías a los que llamábamos "los chachitos", supongo que venía de muchachitos. Cuando era un bebé y llegaba allí gritaba como un loco de alegría, a todos nos gusta que nos hagan caso, no perdimos la costumbre, como vivían muy cerca, en una calle paralela a la nuestra, íbamos cada dos por tres. Mi madre se asomaba a la ventana para indicarnos cuando cruzar, entonces pasaban cuatro coches a la hora, y el resto del camino lo hacíamos solos de la mano, como buenos hermanitos. Éramos los primeros nietos y sobrinos y hacíamos mucha gracia, aunque supongo que también debían cansarse y acabar un poco hartos, pero no era problema, nos volvíamos a casa y en paz. Cuando se casaron y tuvieron hijos, entonces tenía que ser por este orden, fuimos destronados pero es mejor perder algo bueno que has tenido a no tener nunca nada.
1 comentario:
Sin duda alguna la infancia va llena de buenos y malos recuerdos, yo tengo pocos de ella, a pesar de ser joven gran parte de la vida fue reprimida
Considero sin duda que a los que la vida nos trata más dificil es porque somos más fuertes, y podemos contra todo ello, la adversidad solo es una prueba más, y me alegra saber que la has superado por 45 años, eso inspira a seguir, digo, no cualquiera llega a los 45 con buena música y lo mejor de todo CON VIDA!!!!
El tiempo pasa rápido,pero a la vez la vida se va muy lento, tanto que cuando nos damos cuenta ya no queda más de ella!!!
Gracias por la felicitación Cuchillo, nunca es demasiado tarde,
Saludos
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