Dicen que los fallecidos sólo están realmente muertos cuando son olvidados, así que seguirá vivo para las personas que le quisieron. Aunque su familia procedía de Cantabria, Santiago Penagos Gómez nació en Madrid en 1931, el año en que se proclamó la segunda república. Tenía cinco años cuando comenzó la guerra civil. Recordaba ir de la mano de su madre mientras las bombas de los sitiadores caían sobre la capital. Mientras su padre y sus dos hermanos mayores luchaban por la república, su madre iba con los pequeños huyendo del avance del enemigo. Se quedaron bloqueados en Ulldecona y pasaron días sin nada que llevarse a la boca. Un camión pasó por allí lleno de naranjas y él comió tantas y tan rápido que enfermó. Las vicisitudes de la vida llevaron a su familia a Hellín (Albacete) y allí vivió durante la posguerra. Eran años difíciles y tuvo que comenzar a trabajar con once años, le ponían un cajón para poder atender a los clientes del bar, ya que no era muy alto. Le gustaba mucho el cine y era presumido, así que madrugaba para peinarse y los ratos libres salía de un cine y de ahí pasaba a otro. En 1953 conoció a Mercedes Alfaro y se hicieron novios, se casaron en 1959 ya en Valencia. Siempre fue muy trabajador, un hombre sencillo que no guardaba nada para él, sólo preocupado por el bienestar de su familia. Era, en el buen sentido de la palabra, bueno. Escribía con una caligrafía preciosa y precisa, era ordenado y celoso de sus cosas. Tuvieron tres hijos y fue un buen padre para ellos, predicando con el ejemplo más que con las palabras. No era hombre de hablar mucho pero tenía detalles que se recuerdan con cariño, como pasar la plancha sobre las sábanas, en invierno, para proporcionar a sus hijos una agradable sensación de calor. Les enseñó a respetar a los animales, dar besos de mariposa y que si ponías la suficiente atención, podías hacer casi cualquier cosa. Siempre dispuesto a ayudar con su trabajo, sin pedir nada a cambio. Era una persona temerosa de Dios y que intentó vivir de acuerdo con el código ético cristiano.
Santiago Penagos ha fallecido cuando le faltaba poco para cumplir 81 años y nunca estuvo enfermo hasta hace unos pocos meses. Rodeado de su familia, después de vivir una vida completa, se marchó con el cariño de sus seres queridos que jamás podrán olvidarle.
7 comentarios:
Nuestra vida está llena de recuerdos. Los atesoramos en nuestro interior y acudimos a ellos cuando necesitamos sentir de nuevo ese calor humano que ha dejado hueco en nuestra vida.
Describes un gran hombre, el hombre que seguramente marcó tu vida y cuya huella quedó impresa para siempre en tu corazón.
Felicidades. Ojalá todos fuésemos recordados por alguien de esta manera.
Un abrazo.
Gracias por comentar Yolanda; era mi padre.
Como ya te dije primo nunca habia visto una despedida en estos terminos..ojala todos pudieramos tener a alguien que hablara de nosotros como tu lo has hecho de tu padre, llegandonos al corazon. Un gran hombre tu padre, que queria mucho a los suyos...descansa en paz tio Santi. Un abrazo enorme para todos vosotros y especialmente para la tia Yeyes.
Gracias primo, se lo diré a mi madre de tu parte, recibe un fuerte abrazo.
Gracias primo. Le he leido tu comentario a mi madre y le ha gustado mucho. 1bs.....Merche.P.A.
Afortunado tu de poder disfrutarlo tanto tiempo y afortunado el de tenerte como hijo...
Recuerda que no se ha ido, dejo parte de su esencia en vosotros...
Saludos/Rodri.
Gracias Rodri, un abrazo.
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