Pinturas de guerra

Fuimos a la inauguración de una tienda de pinturas, para amenizar, había manjares en las mesas, lleno de público, platos enormes llenos de diferentes quesos. Montamos la paraeta, foto del bodegón, dos excelentes guitarras, un par de buenos amplis. La gente hablaba y hablaba, nosotros tocábamos, entre el murmullo general, muchas miradas, labios cantando las canciones, siempre hay gente que atiende. Me hace gracia, como tantas cosas en la vida, me miran las botas con espuelas, no se cortan en señalarlas con el dedo, noto que comentan que llevo corbatín de bolo con punteras en el cuello de la camisa. Me miran como a un marciano, como si hubiera llegado de otro tiempo lejano  Una mujer muy atractiva me mira, sonríe, me recuerda a alguien, qué vida esta. David, pues como siempre, lleva una camisa impresionante, toda llena de Grestch y Stratos, muy chula, sus botas y además se ha afeitado y cortado el pelo, se ha dejado patillas de arponero, gran cambio de imagen. Sonreímos sin parar, cantamos, entrechocamos los puños, la cosa va bien, nos hidratamos. Esponja hace las intercalaciones en las letras habituales, todo gira alrededor de las pinturas, nos reímos.  De vuelta al vehículo lunar II, paramos en el Desván a tomar algo, hace frío y humedad, hoy será un día intenso, así que de allí a casa, miro un poco el móvil, apago la luz, miro al techo, cierro los ojos ¿por qué me miraba así aquella?  intento dormir,  esperando que no aparezca en mis sueños.