Sábado en el café Borneo, domingo madrugar, a Oliva, calor intenso, de ahí a Gata, luego Pedreguer y acabamos en Jalón. Menos mal que ya no estoy gordo, el calor atacó pero como un valiente, menudo es él. Los bolos muy bien, uno en solitario, con algo de ayuda de mis amigos, los otros dos, banda completa, haciendo tiempo y contactos entre uno y otro. Muy Contento con Las Montañas Rusas, tras un poco más de un año, tras la desaparición de Fort Mapache/Rocky Raccoons, lo vi negro por un momento pero no, fue un cambio a mejor, seguimos en la carretera, tocando a gusto juntos y eso hoy en día tiene mucho valor. Increíble almuerzo motero, pedazo de entrepán, cafés y aguas en Gata, picaeta en Pedreguer, hablando para tocar allí, cena en Casa Aleluya, espectacular, como siempre.
Volviendo a casa, noche oscura, desde algunos altos se veía algo extraño en el horizonte, al llegar a Favara, no era niebla, era como vapor de agua, denso. Me dio la impresión que el calor extremo había evaporado el agua de los arrozales, la Albufera había subido unos cuantos metros y se había instalado en el aire, estuvo así hasta bien pasado Sollana, a trozos iba a 50, no se veía nada a unos pasos. Pero entrando en la pista de Silla todo volvió a la normalidad, otro ratico bueno, padeciendo. Estaba cansado al llegar a casa, cargué las guitarras, abrí la verja blanca, me miré en el espejo.
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