
El mundo va cambiando, pero siempre sigue igual. Aunque hay cosas que dejan de existir y nos duele haberlas perdido, sensaciones, momentos mágicos que, quizás, sólo valoramos cuando dejamos de tenerlos. Recuerdo una sensación perdida que veo difícil que se vuelva a producir, en aquel momento era algo real y ahora me parece la escena de una película.
Por aquel entonces había una única televisión, había dos canales pero la mayoría veía la primera. Tampoco existía por aquí el mando a distancia, ni aparatos de aire acondicionado, ni tráfico a cualquier hora, todo eso vino después. En verano todas las ventanas estaban abiertas, si volvías tarde a casa, andando por la calle, la suma de todos los volúmenes de los televisores, todas las casas con las ventanas abiertas, viendo lo mismo, hacían retumbar las voces. En muchas calles, no muy anchas, te producían una emoción especial, cuando escuchabas la voz del doblador de Humphrey Bogart, creo que era José Guardiola, decir: "De todos los cafés del mundo, ha tenido que venir al mío". Otra noche volvías a casa escuchando el tema de Anton Karas para "The third man". Cuando llegaba mi padre me echaba la bronca: "¿De dónde demonios vienes a estas horas?".
1 comentario:
Muy bien.
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