
Dicen que Julio César lloró ante la estatua de Alejandro, lo hizo pensando que aquel a su edad había conquistado el mundo y él no había hecho aún nada relevante. Yo no aspiro a tanto, desde luego, ayer me contentaba con aparcar después de un complicado día de trabajo y poco me faltó para llorar. Aunque ya es mayor, mi padre sigue viniendo conmigo como "ayudante en jefe", se supone que viene a colaborar, pero como es mi padre, siempre se le escapa alguna orden. Tiene sus sistemas de boicot, por ejemplo, con la música. Lo normal es que hable muy poco. Si el artista le gusta, permanece en silencio disfrutando de la audición pero si le desagrada, entonces habla por los codos. Del que más despotrica es de Bob Dylan, al que llama "el cantante borrachín". Empieza con "espero que este disco no te costase caro" y otras perlas por el estilo y acabo por poner cosas que a él le gusten, para que me deje en paz. Su top ten incluye a The Pretenders, Celtic Woman, Los Ángeles, Billy Preston, Carl Perkins, Paul McCartney o Mahalia Jackson, mal gusto no tiene. Me hace mucha gracia, cuando pongo Movie Magg, al llegar el solo de guitarra, siempre dice: "este tío qué bien toca", no falla nunca. Ayer lo llevé a su casa y volví hacia Campanar, hay obras por todas partes y parece que gente de toda la ciudad viene por aquí a aparcar. De noche siempre hay sitio pero de día... Me puse al viejo Bob y comencé la búsqueda, tres cuartos de hora después encontré un sitio, casi aparco en Benimámet. No voto a la señora Barberá, ideológicamente, bueno me callo mejor, pero como gestora, pues, mal también. Parece que quieren que se vendan plazas de aparcamiento a toda costa, todas las excusas son buenas para eliminar sitios en la calle y además los amables señores policías tienen sus libretitas a punto para ponerte una receta al menor descuido. Las arcas del ayuntamiento deben estar vacías pero llenarlas a base de pobre gente que sólo quiere aparcar, pues, tú verás Rita...

No hay comentarios:
Publicar un comentario