jueves, 23 de julio de 2009

Miedo


Cuando eres niño tienes temores que te asaltan desde la oscuridad. Algunos inculcados por tus padres, llámalo coco o el hombre del saco. Mi madre nos decía, yo era muy nano, que en el cuarto de los contadores vivía una bruja y yo miraba aquella puerta, siempre cerrada, con respeto cuando subíamos al terrat. Tenía pánico cuando pensaba que podía morir mientras dormía, sin enterarme. Lo peor era eso, que no te dieras cuenta. Las películas de miedo, buf, las imágenes volvían cuando intentabas dormir. Aquellos miedos infantiles dieron paso a otros más reales. Siendo crío sufrí algunos atracos, de chavales un poco más mayores, como nunca tenía nada, no pudieron quitarme nada, excepto, creo recordar, un cortauñas. Una vez alcancé el tamaña máximo en mi persona, con 1,83 metros de altura, ya no me atracaron más. Luego estaba la policía, todavía había muchos residuos del franquismo en aquellos años, y solían pasarse con la gente. La verdad es que aún hoy, si no te multan es porque no les apetece, siempre te pueden pillar en algo, lo que sea. Más tarde llego Hacienda, singular enemigo del contribuyente incluso cuando no tienes la menor intención de defraudar un céntimo. Con los años y la experiencia aprendes a temer a todo y a todos y que las "buenas personas" también tienen mucho peligro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dentro de los libros clásicos sobre la 1ª Guerra Mundial, hay uno realmente estremecedor: El miedo, de Gabriel Chevallier. Es una buena expresión del absurdo de las guerras.

Santiago Penagos dijo...

Si lo veo, me lo compro. Porque voy detrás de un libro de Robert Graves, Adiós a todo esto, sobre el mismo tema y no hay forma de encontrarlo.

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Mis amigos me llaman Cuchillo o el tío Santi. Escribo canciones y toco la guitarra, también canto. Desde que era joven hasta ahora que no lo soy he tocado en grupos como Los Cuervos, Los Relevos, Morcillo y los Rangers, Los Brujos, Bandoneón, The Dancing Cansinos, Rocky Raccoons, Fort Mapache, Jukebox, Los Portuarios, The Mapaches o The Roller Coasters. Soy el guitarrista que no sabía cantar, el motorista al que no le gustaba correr, el lector de la Biblia ateo, puede que el tonto más listo del mundo, el padre de Dido o el hijo de la Yeyes. Como suele aparecer en algunos sobres de azúcar, hay que buscar los buenos ratos porque los malos se presentan ellos solos. Me gusta mucho leer desde niño, cocinar, tocar la guitarra y escribir canciones, navegar sin rumbo por la procelosa red de Internet, la historia y la música, el cine clásico y me gusta mucho reír, también escribir en mi blog, salir con mis viejos amigos o dar vueltas con mi Triumph. Como dijo Lennon: "la vida son las cosas que te pasan mientras tú estás ocupado haciendo otros planes" Así que intento no hacer planes nunca, sólo quiero estar a gusto sin molestar a nadie. Si lo consigo o no, tendrán que decirlo los demás.
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