Una bocacha en Jérica

El viernes participé en una fiesta sorpresa de cumpleaños para el tío Luis, fui allí con mi guitarra y muchos amigos para pasar un rato agradable en el Vedat. El sábado actuamos en Jérica, David Tormo y sus estrellas de los ochentas... jajajajaja. Fue una buena actuación, una vez más, con una espectacular cena en un magnífico restaurante, el cocinero, Quique, es discípulo de Ferran Adrià y estaba todo para chuparse los dedos. Ya el domingo me fui a Gestalgar, para ver pasar el agua del río Turia, esa que nunca llega a Valencia, ciudad de un río ausente, consumido por los regadíos de la huerta. Un domingo de calor infernal, comiendo en Líria, también visita a la Patacona y final en Xirivella, haciéndole kilómetros al vehículo lunar. Pensaba que una bocacha era una parte de un fusil de asalto pero, y esto me gusta bastante más, también es una especie de bocadillo gigantesco, con espinacas, alguna hierba más, queso y yo qué sé, pero, pueden creerme, estaba delicioso. Sólo por eso ya valió la pena ir hasta Jérica. Este sábado otra vez a Denia, ojalá salga alguna más esta semana, porque la siguiente tengo tres, nueve, diez y once, pero todo se andará.