Red Cadillac And A Black Mustache

Julio languidece, en una de sus últimas noches locas salimos a quemar la ciudad, al final poco ardió pero fue agradable, que al final es el objetivo siempre, estar a gusto intentando no molestar a nadie. Me hice una foto antes de salir de casa, con el fondo de mi habitación llena de trastos musicales, los restos de naufragios de vidas anteriores que cuentan sus historias en las largas noches del invierno. Primero en la Valero, donde pregunté para ir a tocar, luego dimos la vuelta a la manzana y nos sentamos frente al aire acondicionado en A menos cuarto, cenamos en buena camaradería y, por supuesto, diciendo tonterías. Se nos unió Toni al final pero ResMex se marchó, sus motivos tendría. Ya en LEDO subí con el gran Toni para hacer tres temas, era también el cumple de Luis, a partir de las doce. Me reencontré con alguien de mis primeras y lejanas aventuras musicales, un guitarrista llamado Atilio, ese nombre peculiar me permitió reconocerlo, han pasado casi cuarenta años de aquello. Volví a casa caminando con mi caminar equino ligeramente mejorado, agosto se acerca pero no tengo miedo de efemérides tristes, buena señal es.