Tu fallo fue que el amor te cegaba, cuando conseguiste quitarte esa venda de los ojos, todo cambió, la información estaba guardada en tu memoria, sólo hacía falta volver a procesarla con la clave correcta. Aunque de una forma intuitiva lo habías comprendido, te aferrabas a la idea de que esos dos primeros años, habían sido realmente especiales. Pero la clave no estaba al final, estaba al principio. Eso te dolió, pero a la luz de esa idea, todo cobró forma, todo tenia sentido. Cada episodio revivido confirmaba la clave, cada gesto estaba preparado, los tiempos muy bien marcados, el esfuerzo medido (más al principio y luego cada vez menos, una vez había mordido el anzuelo la presa), todo con el mismo objetivo. Poco a poco, parando los pies cuando era conveniente, manteniendo el sedal en tensión o dando carrete, con una frialdad pasmosa.
Pero las cosas no transcurrieron como ella había previsto y entonces comenzó a delatarse, no tenía más remedio, el plan comenzaba a tambalearse y le obligaba a manifestarse tal y como era en verdad. Tú no podías verlo, estabas ciego, pero tenías tu maldita memoria para guardarlo todo. Un primer corte y una rectificación, ahí me pierdo un poco, quizás vio una posibilidad, quizás fue un momento de debilidad, al pensar en el tiempo, el invertido y que cada vez quedaba menos, estaba perdiendo atractivo. Así que llegó el segundo corte, ya sin ni siquiera demasiadas ganas de quedar bien, quizás sorprendida de que tú no lo entendieras pero tampoco iba a admitir lo que había hecho.
Rebuscabas algún recuerdo, aplicabas la clave y otra vez tenía sentido, todo, absolutamente todo lo confirmaba. Incluso loco de amor habías almacenado sensaciones y dudas, preguntas con respuestas dudosas, frases para confirmar la clave, había cientos, quizás miles. Además, no era la primera vez que lo hacía, debía haberlo hecho varias veces ya, tenia práctica, aunque supongo que habría ido perfeccionando la técnica y que, los años pasan para todos, había bajado el nivel. Era una mezcla entre Perdición y Vértigo, ¿no te gustaba tanto el cine clásico, muchacho? Pues toma.
Por muy amarga que sea la sensación, es la verdad, y una verdad que no admite discusión. Este mundo es así, hay cosas que creemos que no nos van a pasar a nosotros pero nos pasan. Supones o intuyes que estará tejiendo otra tela de araña, pero eso ya no es problema tuyo, igual al final le sale bien, y estoy seguro que si la otra parte cumple lo requerido, ella hará su parte y muy bien además, no tengas la menor duda. ¿Por qué tú? Eso creo que sólo ella lo sabe, quizás te vio un buen tipo, tal vez un poco tonto, pero cuando no resultaste el apropiado se lavó las manos y pasó a otra cosa, el único sentimiento sería que había perdido el tiempo, ese tiempo que se iba acabando para ella. Ahora ya duermes en el olvido y eso es lo mejor para ti.
Tú tampoco lo hiciste del todo bien, actuaste después como debías haber actuado entonces, perder tu trabajo te paralizó, fallaste aunque no sin lucha pero no era suficiente y eso te salvó, en tu mala suerte, tuviste buena suerte. Si te hubieras puesto en tu sitio, todo hubiera sido diferente, pero el amor que sentías te cegaba si, también te paralizaba, necesitabas rabia y dolor y lo tuviste, no faltó ni una porción. En tu buena/mala suerte, no encontraste un trabajo cuando ella lo esperaba -algo que hubiera mantenido sus tejemanejes en la más completa oscuridad, ya que ése era su guión- y vendiste lo que tenías que vender cuando ya no estabais juntos, al final tienes buena suerte, amiguete.
“Una mentira puede salvar el presente, pero condena el futuro”.
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