domingo, 7 de octubre de 2018

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El jueves Toni me sacó de casa, le dije a la tristeza que se quedara guardada en un cajón y nos fuimos a cenar una hamburguesa, él de chico bueno de los cincuenta, yo de la misma época pero de malote motero y barriobajero. Pasamos por el Borneo y acabamos en la jam de LEDO pero la tristeza había salido del taquillón, me había buscado por toda la ciudad hasta dar conmigo. Los músicos iban saliendo, Toni quería homenajear a Eddie Cochran por su cumpleaños, pero llegó un momento en que me fui, muy lentamente me fui... Me supo mal por él, lo dejé solo pero no podía, crucé el puente de las Glorias Valencianas, eso hay que ponerlo con mayúsculas, más vencido y derrotado que Asdrúbal el beotarca en el 146, con la arena de mis fracasos en mis ojos pero incapaz de hacerme soltar una lágrima pese al dolor. Sentí dolor y no tenía nada para paliarlo, un dolor seco y mudo, amargo como la peor de las almendras amargas, sentí la muerte caminar a mi lado. No te tengo miedo, le dije a la parca, lo sabes, ella me miró, se río, me dijo que me fuera a dormir, añadió un idiota como el que tira un pañuelo de papel usado a una papelera de calle y ni mira a ver si ha entrado. 



Viernes, llevo a mi hija a su cursillo, volviendo pierdo su casco, lo recupero, la tristeza corre tanto como mi moto, que no es que sea mucho conmigo en el manillar, la mano derecha me tiembla. Por la tarde enfilo hacia el sur, paro en Favara echando de menos a Esponja,  sigo sintiendo que hay un movimiento en el lado oscuro de la fuerza. Al llegar a las Marinas, con tiempo de sobra para perder y pensar, ando un poco hacia el mar, hay un restaurante con loros y tortugas, vaya, he estado aquí antes, en mi tercera vida. La actuación fue un éxito completo, me maquillé de blanco, me puse la nariz roja, la peluca verde y actué. El público muy variopinto, desde belgas hasta escoceses, todos disfrutando, cantando los estribillos, riéndose de nuestras payasadas,  voy improvisando y Álvaro me sigue el rollo y muy bien, la gente ríe, no desvelo los gags, los usaré más veces, el dueño encantado, nos dice de tocar cada quince días allí. Sacrifico un poco mi forma de tocar la guitarra por el show, doy pinceladas pero no puedo estar en todo, hacer introducciones, cantar, hacer los solos -excepto los de batería, evidentemente- cantar, el sonido general, las letras, los finales... son demasiadas cosas, además hay que atender a la reacción del público, pero bien, realmente bien. Vuelta a casa, la soledad se sienta en el puesto de David, la tristeza va detrás, ni siquiera escucho música. Control en Gandia, me paso la lengua por el labio superior, pensando en que voy a volver a soplar pero esta vez no, me extraña, no puedo ampliar de colección de boquillas y resultados cero, cero. Estaciono el vehículo lunar en Favara, bajo las ventanillas, paz de cementerio, es muy tarde, llevo días casi sin dormir, casi le mando un mensaje al cura rockabilly pero no me gusta ser pesado, aunque puede que a veces, a mi pesar, lo sea. Pero estoy fuerte, al quitarme el maquillaje, el semblante triste no está exento de cierto orgullo. 


Almuerzo en el casino de Campanar, charlando con Esponja, vemos a Xaro, personaje de mi segunda vida,  y le presento a mi compañero "montaña rusa", pasamos por el estanco. Después  caminata hasta Borneo, lo dejó allí y regreso al hogar, debo descansar. Vuelvo sobre las seis para ver a los Wanderers, David canta One night, showman espectacular, el tío Paco y el Lagarto están también por allí, mi querida María José charla conmigo, gente del ambiente rockin' , saludos y besos. Terminada la función nos vamos a cenar varios músicos amigos con un par de chicas y de ahi a LEDO, mas no entramos todos, me han dicho que tengo que ir al museo del rock valenciano...






Como el guerrero de Moixent, soy muy pequeño pero estoy en un museo, con mis compañeros de Los Cuervos y Los Relevos, claro. Esponja ha absorbido mucho líquido y se emociona, me dice que estoy en casi todas las paredes y hay unas cuantas, se muestra entusiasmado, yo no siento nada, aunque me alegra esa pequeña justicia poética, también están Los Renegados, Luis y David posan con el nombre de su banda. Paredes llenas de recuerdos, unos cuantos que yo perdí, aquellas entradas, aquellos carteles, algunos la primera vez que los vi fue ayer allí, fragmentos de mi juventud, enmarcados, con tantos compañeros de la escena local de los ochenta, algunos se fueron ya.  Volvemos a casa caminando, dejo a David, abrazo, quedamos para el día siguiente, vuelvo a Campanar, caminata. Me siguen acompañando las tristezas que siempre van conmigo últimamente. Una sonrisa triste se apodera de mis labios, pienso no en mí tal y como soy ahora, en mi cuarta vida, sino en otras vidas,  pienso en ese muchacho que aprendió a tocar la guitarra prácticamente solo y se puso a escribir canciones, formó un grupo y luchó como Don Quijote contra los pellejos de vino, contra los molinos de viento. A ese chaval si le hubiera emocionado y mucho, ése muchacho que  murió en las navidades de 1987. 


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Mis amigos me llaman Cuchillo o el tío Santi. Escribo canciones y toco la guitarra, también canto. Desde que era joven hasta ahora que no lo soy he tocado en grupos como Los Cuervos, Los Relevos, Morcillo y los Rangers, Los Brujos, Bandoneón, The Dancing Cansinos, Rocky Raccoons, Fort Mapache, Jukebox, Los Portuarios, The Mapaches o The Roller Coasters. Soy el guitarrista que no sabía cantar, el motorista al que no le gustaba correr, el lector de la Biblia ateo, puede que el tonto más listo del mundo, el padre de Dido o el hijo de la Yeyes. Como suele aparecer en algunos sobres de azúcar, hay que buscar los buenos ratos porque los malos se presentan ellos solos. Me gusta mucho leer desde niño, cocinar, tocar la guitarra y escribir canciones, navegar sin rumbo por la procelosa red de Internet, la historia y la música, el cine clásico y me gusta mucho reír, también escribir en mi blog, salir con mis viejos amigos o dar vueltas con mi Triumph. Como dijo Lennon: "la vida son las cosas que te pasan mientras tú estás ocupado haciendo otros planes" Así que intento no hacer planes nunca, sólo quiero estar a gusto sin molestar a nadie. Si lo consigo o no, tendrán que decirlo los demás.
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