martes, 16 de febrero de 2021

RELATOS; EL AYUDANTE CREATIVO DEL DIABLO.

 RELATOS PARA MATAR EL RATO.

                EL AYUDANTE CREATIVO DEL DIABLO


De todos los nombres que usó, en sus varios miles de años de vida, el que le puso un sacerdote hitita fue el que más le gustó. Un nombre con ocho sílabas y 22 letras que se podría traducir libremente como "El ayudante creativo del Diablo". Fue uno de esos ángeles caídos a los que arrancaron las alas antes de expulsarlos del cielo. Desde los primeros momentos Satán, que significa el adversario, se dedicó a cosas muy malas e importantes, promoviendo los crímenes, las guerras, escaseces de alimento, terremotos y tantos otros desastres que afectaron negativamente a los hombres. Pero nuestro personaje creaba cosas que aparentaban ser males menores pero más imaginativas. Fue él quien ideó las caries y los flemones al principio de los tiempos. Para ser justo, muchas de sus pequeñas maldades atacaban por igual a ricos y pobres, poderosos o insignificantes.. Satán reía con sus ocurrencias pero siempre lo tachó de blando, porque descubrió que tras ver los efectos en los seres humanos de estas cosas, les susurró remedios para paliarlos, así que Satán le llamaba "corazón blandengue". Una muestra de ello es que tras el diluvio el Ayudante cogió una depresión. "Se supone que Él es el bueno y mira lo que ha hecho", se decía a sí mismo. Sintió la muerte de los Nefilim, los gigantes fruto de la unión de algunos ángeles caídos con humanas. Pero el tiempo seguía pasando y su jefe le exigía resultados, la lista de sus tropelías es casi interminable, sugirió implantar el monoteísmo en Egipto a Amenofis IV, el rapto de Helena a Paris, tomar Tiro a Nabucodonosor o invadir Sicilia a Alcibíades. Con este último le unió una gran amistad, eran tal para cual. Los juegos de azar, las bebidas alcohólicas, los banquetes pantagruélicos, son muestras de su creatividad. Napoleón Bonaparte fue otro de los sujetos con los que entabló una excelente amistad y fue quien le dijo: "eres demasiado malo para ser un ángel y demasiado bueno para ser un demonio". Alto y delgado, siempre con un fino bigote y un broche que le robó a la reina Hatshepsut, el Ayudante Creativo Del Diablo no daba explicaciones allá donde iba, tenía el aspecto de alguien tan importante y refinado que todas las puertas se abrían ante él. Los años iban haciéndole mella, le entristecía el trato que recibieron los aborígenes americanos y lloró en Wounded Knee. Comenzó a sentir compasión por el campesinado mejicano, los pobres españoles, los parias de la India. En la conferencia de Algeciras de 1906, no tuvo problemas para entablar contacto con todas delegaciones para informar a su jefe y afirmar, con rotundidad, que los humanos los estaban superando, que dentro de poco Lucifer y todos su demonios se quedarían sin trabajo. Testigo en primera línea de la primera guerra mundial, vio a millones de jóvenes morir en un conflicto con armas del siglo XX y tácticas de cien años atrás. No hay que olvidar que el alambre de espino fue una de sus invenciones, esto le hundió. Se perdió en el Berlín de la república de Weimar, en continuas noches de fiesta escuchando jazz, bebiendo champagne francés y viendo como sus ideas se quedaban anticuadas. Sus remordimientos lo azotaban sin compasión. Y aún quedaba lo peor, el segundo conflicto mundial le hizo sentir un aprendiz sin recursos, un idiota que jugaba a ser malo. Vio el sufrimiento del pueblo judío, el bombardeo de Dresde, las bombas atómicas en Japón, le resultó insoportable. ¿Qué eran los bolardos o los bingos comparados con eso? Lo abandonó todo y se adentró en el mundo de las drogas con Timothy Leary, así que no recordaba nada de sus aventuras de los años sesenta. Su jefe estaba ausente pero encontró tiempo para quitarle sus poderes y ya no fue más El Ayudante Creativo Del Diablo. Acabó en un hostal cercano a la estación del Norte de Valencia, donde falleció el 31 de diciembre de 1974, su cuerpo de fumador, ya obeso, no fue reclamado por nadie. Se podía visitar su tumba sin nombre hasta hace poco en el cementerio de Valencia pero fue demolida para ampliar un carril bici.

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Mis amigos me llaman Cuchillo o el tío Santi. Escribo canciones y toco la guitarra, también canto. Desde que era joven hasta ahora que no lo soy he tocado en grupos como Los Cuervos, Los Relevos, Morcillo y los Rangers, Los Brujos, Bandoneón, The Dancing Cansinos, Rocky Raccoons, Fort Mapache, Jukebox, Los Portuarios, The Mapaches o The Roller Coasters. Soy el guitarrista que no sabía cantar, el motorista al que no le gustaba correr, el lector de la Biblia ateo, puede que el tonto más listo del mundo, el padre de Dido o el hijo de la Yeyes. Como suele aparecer en algunos sobres de azúcar, hay que buscar los buenos ratos porque los malos se presentan ellos solos. Me gusta mucho leer desde niño, cocinar, tocar la guitarra y escribir canciones, navegar sin rumbo por la procelosa red de Internet, la historia y la música, el cine clásico y me gusta mucho reír, también escribir en mi blog, salir con mis viejos amigos o dar vueltas con mi Triumph. Como dijo Lennon: "la vida son las cosas que te pasan mientras tú estás ocupado haciendo otros planes" Así que intento no hacer planes nunca, sólo quiero estar a gusto sin molestar a nadie. Si lo consigo o no, tendrán que decirlo los demás.
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